Pasado perfecto

En la lograda tradición de novela policial a la que nos ha acostumbrado Leonardo Padura Fuentes, en Pasado perfecto, volvemos a compartir las experiencias del teniente Mario Conde, que conoce como nadie los secretos desdobles de los burócratas cubanos.

Y es que Leonardo Padura Fuentes es el creador del teniente detective cubano Mario Conde. Conde es el investigador a cargo de las pesquisas que presenta Máscaras, Pasado perfecto, Paisaje de otoño y Vientos de cuaresma.

Resume su editorial la trama de Pasado perfecto diciendo que el primer fin de semana de 1989 una insistente llamada de teléfono arranca de su resaca al teniente Mario Conde, un policía escéptico y desengañado. El Viejo, su jefe en la Central, le llama para encargarle un misterioso y urgente caso: Rafael Morín, director de la empresa de Importaciones y Exportaciones del Ministerio de Industrias, falta de su domicilio desde el día de Año Nuevo. Quiere el azar que el desaparecido sea un ex compañero de Conde, un tipo que ya entonces, acatando las reglas y normas establecidas se destacaba por su brillantez y autodisciplina. Por si fuera poco, este caso enfrenta al teniente con el recuerdo de su antiguo amor por la joven Tamara, ahora casada con el susodicho desaparecido.

El querido héroe de ésta y otras novelas de Padura Fuentes, admirado por la integridad y entereza refunfuñona que siempre muestra, irá descubriendo ciertas sombras inquietantes en el aparente pasado perfecto sobre el que Rafael Morín ha ido labrando su brillante carrera de burócrata.